~ Datos personales ~

Nombre y apellidos: Aliwen Éldivion-Vonturin del Reino Élfico.
Edad: En apariencia ronda los diecisiete años humanos.
Sexo: Femenino.
Condición vital: Viva.
Bando: La Diosa.
Raza: Elfa.
Profesión: Archimaga.
Escuela: La Torre.
Clase social: Noble (reina de la Elendë).

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Gustos y aficiones: Admira la arquitectura y las demás artes élficas y el color dorado, así como los espacios donde la naturaleza es exuberante. Aunque siempre le han gustado el viento y la magia etérea, en sus estudios se ha inclinado por el estudio de las invocaciones y los seres de otros planos, que empezaron a llamar su atención desde que consiguió convertirse en maga consagrada. Entre sus principales aficiones se encuentran los paseos, los viajes, la jardinería y los espectáculos artísticos.
Cosas que detesta: La nigromancia, la perversidad...; todo aquello que vaya en contra de sus principios o de su gente. No soporta a las personas crueles, excesivamente violentas o sanguinarias. Asimismo, detesta los espacios sucios y los lugares desérticos o demasiado calurosos.
Virtudes y defectos: Suele ser una mujer segura, que manda y decide sin apenas dudar. Goza de la virtud de la paciencia y no acostumbra a abandonar sus objetivos ni esperanzas, por inalcanzables que sean. Entre sus defectos se puede contar un cierto egoísmo: muchas veces solo se preocupa por su bienestar y por el de los suyos, sin atender los problemas de otras gentes o regiones.
Manías: Siempre cuida su apariencia física, costumbre que le fue inculcada desde niña por su condición de princesa.
Curiosidades: Nació el tres de enero y pertenece al signo de Capricornio.
Objetivos y metas: Mantener la paz y el bienestar en su reino.
Otros datos de interés: -

~ Descripción física ~

La belleza de Aliwen es la clásica belleza élfica: cabello rubio, ojos azules y piel muy blanca. No hay nada en ella que resulte extraño en una hembra de su raza, y, sin embargo, quizás por su majestuoso porte y su condición de princesa —y, luego, reina— siempre ha llamado la atención en todas las reuniones sociales. Todos sus rasgos son suaves y delicados, y no puede encontrarse apenas una mácula en su lisa piel; lleva siempre el cabello largo, suelto tras la espalda en un mar de suaves ondas doradas. Su estatura entra en la media de las damas de su raza, y su cuerpo delgado se ha visto un tanto fortalecido por los viajes que ha realizado a lo largo de su vida.

Tiene manos pequeñas de uñas largas, y casi siempre las lleva despejadas de joyas. En su vestimenta, suele decantarse por vestidos cómodos, bonitos, pero no demasiado recargados, y en los eventos que se dan en tierras élficas le gusta decorarse el cabello con un tocado de flores.

~ Descripción psicológica ~

A pesar de la tragedia en la que se ha visto envuelta su familia, Aliwen nunca ha sido una elfa infeliz. Llena de vida y fuerza, se inició en los estudios de la magia y en el gobierno de su reino con una iniciativa envidiable y sin apenas miedos. Debido a la educación recibida, conoce todas las reglas del protocolo y posee una educación muy estricta, así como un estricto código de valores. Le gustan los viajes y la libertad, pero jamás desatendería por ello sus labores como reina, que considera muy importantes. Cuando todo va bien, disfruta renovando y mejorando la situación en sus tierras.

La Elendë y los problemas de la Elendë son lo que más le importa en el mundo, aunque su tiempo de estudios en tierras humanas la ha llevado a empatizar un tanto con personas de otras regiones y de otras razas. Mira primero por el bienestar propio y el de los suyos, y solo cuando están estos cubiertos, se atreve a mirar por los demás. Según con quién trate y en qué contexto, puede presentarse como una mujer dura e implacable —en cuestiones de estado—, dulce y agradable —en festejos y reuniones sociales— o divertida y cariñosa —en sus relaciones personales—. A ojos de casi todos, puede parecer distante y fría, pero los que la conocen verdaderamente pueden encontrar en ella un corazón tierno, hecho para el amor, y una maravillosa y ardiente pasión por la vida.

Tiene una gran capacidad de superación para olvidar las penas y sobreponerse a ellas.

~ Historia ~

La reina Nawin dio a luz a dos niñas gemelas: una era Aliwen; la otra, Nienna. Nienna, maldita con la enfermedad de la licantropía, fue desterrada del reino y la princesa Aliwen creció sin saber que tenía una hermana. Tampoco tuvo nunca especial relación con sus otros dos hermanos, que recibirían los nombres de Aeglos (Felix Vonturin) y Sasha. De esta manera, aunque los hijos de la reina fueron cuatro, Aliwen se crió como si fuera hija única, y desde pequeña se creyó que sería la heredera indiscutible de las tierras de los elfos. Entre sedas y festejos, la princesa creció feliz en el mundo maravilloso de la corte élfica en sus tiempos de esplendor, y un buen día se descubrió que tenía el don de la magia, que es un honor para todos los elfos, y todo El Anillo se sumergió en una espiral de celebraciones durante tres meses completos.

Al término de estos tres meses, una triste noticia sacudió el reino y la vida de la propia Aliwen: la reina, que había sobrellevado una larga enfermedad en el más absoluto de los silencios, falleció. El rey viudo, sumido en la más honda tristeza que se ha visto jamás sobre la tierra, declaró luto en toda la Elendë durante tres largos años, en los que la vida de la princesa cambió: se redujeron las sedas y los festejos, y la relación con su padre se enfrió tanto que, el día de su fallecimiento, Aliwen llevaba más de un lustro sin cruzar una sola palabra con él. Pero tiempo antes de este acontecimiento, cuando terminó el luto por la muerte de Nawin, el rey decidió enviar a su hija a estudiar magia en la Escuela del Bosque Dorado, pero la princesa, que en aquellos tiempos había desarrollado un enorme interés por la naturaleza y la magia de la Tierra, rogó y rogó hasta convencer a su padre de que la enviara a la escuela de la Torre, donde también había estado su madre en los míticos tiempos de Dana.

La voluntad de Aliwen triunfó, y Anaë'draýl, el Señor del Bosque Dorado, y su mujer, Shewë, se sintieron ofendidos por esta decisión, que terminaron atribuyendo al mal juicio del rey. En sus tiempos de la Torre, estudió con la Maestra Narshel y mostró tan grandes capacidades que se graduó en menos de medio año. Allí quiso la casualidad que se encontrara con una elfa licántropa que respondía al nombre de Nienna, con quien desarrolló una amistad que las llevaría a descubrir, a la muerte del rey, su secreto parentesco. Debido a su alta capacidad para la magia y a las buenas obras que hizo en varios de sus viajes y en el reino de los elfos, quiso la Diosa convertirla en archimaga, y lo mismo hizo con su hermana secreta, llegando las dos a obtener su túnica dorada al mismo tiempo.

Finalmente, cuando la avisaron de la enfermedad de su padre, en su lecho de muerte este les reveló que eran hermanas, y Aliwen no pudo estar más contenta con este descubrimiento. Pero esta dicha no habría de durarle mucho: al poco tiempo, Nienna desapareció sin dejar rastro, y nunca más volvió a tener noticias de ella. Para su sorpresa y para sorpresa de otros nobles, no fue ella quien heredó el reino tras su padre, sino su hermano Sasha, quien gobernó hasta su muerte en la batalla de La Muralla. En todo este tiempo estuvo la archimaga en Garnalia, y quiso la fatalidad que, una vez muerto Sasha, usurpara el trono élfico Felix Vonturin, quien estableció un gobierno, a su parecer, tirano en la Elendë.

Con ayuda del Concilio y los nobles élficos, consiguieron derrotar al hermano traidor y acabar así con la desgracia del reino, evento tras el que Aliwen fue, al fin, proclamada reina, sin que le quedara ya nadie de su familia. Decidió, al ser coronada, asumir sus responsabilidades para con los elfos y no abandonarlas nunca, con el fin de que no volviera a cernirse la tragedia sobre sus dominios, y, desde entonces, intenta ejercer su gobierno de la mejor forma que sabe.

La primera regla de una escuela de Alta Hechicería es que un aprendiz nunca debe rebelarse contra su Maestro.