Recuerdo del primer mensaje :

Era asombroso lo que esa maga podía hacer. Ese hechizo no lo había visto desde hacía años. Aún me seguía mareando pero era muy emocionante experimentar ese tipo de magia.
- Asombroso. ¿Cómo has conseguido hacer eso? Y, ¿lo podré aprender yo?¿Cuando podré hacer ese hechizo?- dije ilusionada por lo que había hecho.
No había visto la magia desde hacía tiempo y ella me lo había vuelto a mostrar. Era absolutamente impresionante y sabía que ese era solo el principio. Di una vuelta rápida sobre mí misma para encontrar una habitación libre y al hacerlo cogí de la muñeca a Lumière y tiré de ella hasta llevarla a esa habitación vacía.
La senté en la cama y yo me senté frente a ella de piernas cruzadas entusiasmada como un crío pequeño.
- Enséñame a hacer lo que tú haces.- dije prestándole muchísima atención.

Suspiré y deshice el hechizo. Estaba gastando energías innecesarias y para ser sincera podía ver que ambas parecían muy poderosas. Sabía que una de ellas era una archimaga y por tanto no podía con ella. Yo sabía hechizos pero no tenía la victoria tan fácil.
- Me rindo por ahora. - dije levantando las manos- Y si, soy la otra niña del ritual. Padre hizo ese ritual por beneficio de ambas. No somos víctimas aunque... - miré las heridas que yo misma le había creado.- lo parezca Tesshia.
Yo no era esa idiota que merodeaba con el cuerpo por el día cuidando a todo ser vivo y malgastando su tiempo en tonterías. Yo merecía este cuerpo. Perdí el mío ese fatídico día... me lamenté por ello pero era necesario para que yo sobreviviera.
*Odio compartir este cuerpo con esa inútil.*
" No les hagas daño hermanita",escuché en mi cabeza.
*¿Qué te hace pensar en que les haré daño? Me parecen interesantes tus amiguitas*
Sonreí ampliamente.

Tras correr y correr la noche cayó y mi hermanita condujo el cuerpo mientras yo penetraba en la oscuridad de mi ser donde no podía ni siquiera moverme.

Escuchaba gritos y como las visceras salían de los cuerpos mientras el sabor de la sangre aparecía en mi boca. Todo esto era demasiado. No podía soportar tal atrocidad. ¿Por qué mi hermanita hacía esto? ¿Por qué dañaba a todas esas criaturas inocentes? No. No podría soportar mucho todo esto aunque no era eso lo que más me preocupaba ahora... eran Neky y Nezumi. No podía dejar de pensar en ellos. ¿Habrían esquivado a mi hermana? ¿La habían encontrado? Fuera lo que fuese esperaba que estuvieran a salvo en este momento. Seguro que lo estarían.


Cuando volví a estar en mi cuerpo me hayaba muy cerca de la Torre y el sol estaba naciendo. Estaba cansada y aún se olía la sangre apesar de que no habían rastros de sangre en la ropa ni en mis manos. Me levanté y me estiré. Estaba renovaba pero todo esto no podría traer más que problemas que ella atacó la Torre.

Entré cuidadosamente para que no hubiera ningún ruido por mí y observé bien el vestíbulo. No había ningún rastro de sangre y todo estaba muy tranquilo. Me alegré un poco pero sabía que esta escuela tenía muchísimos pisos y ella podía haber atacado en cualquier de ellos.

Conforme iba subiendo pusos vigilaba los pasillos vigilando cada rastro de sangre aunque pronto me di cuenta de que no era ahí donde tenía que buscar. Había sangre por la escalera y ahogue un grito de horror. Subí las escaleras aprisa y cuando llegué vi a una muchacha tirada. Estaba inconsciente y llevaba muchísima sangre en la camisa.

"Oh hermanita, ¿cómo has podido hacerle eso a alguien"

Escuché un gruñido de ella por toda mi mente. ¿Le había molestado que lo descubriese acaso?

*Yo no me he acercado a esta humana. Ni siquiera he entrado a la estúpida escuela*

Daba igual. No me creía mucho sus palabras pero la muchacha estaba muy pálida y había perdido gran cantidad de sangre y no podía esperar a discutir. La cogí de los brazos y la levanté llevándola a mi habitación. La puse en la cama con gran dificultad de espalda y con unas tijeras le quité la camisa. Me sorprendí al ver esa herida y saqué todo mi instrumental. Llené el bol de agua y cogí una gasa con una pinzas. Le limpié con el agua la sangre y el alrededor de la herida. Unos milimetros más y llegaba a la columna. Se había librado por los pelos. Desinfecté la zona de dentro de la herida y con hilo y aguja esterilizada cosí la herida. Los sonidos de dolor de la chica me confirmaron que estaba viva y eso me alegró.

Bajé a la cocina por algo de comer aun asi... vi algo raro paseando por la Torre... sacudí la cabeza y le subi una sopa, agua del rio y un poco de tortilla. Era sencillo y no podía dejarla sola mucho tiempo. Ahora solo podía esperar a que despertara

Me sorprendí al escucharla. No sabía nada de lo que le había pasado y yo lo único que sabía era que me la había encontrado en el pasillo. ¿Qué pasaba aquí?  ¿Por qué ella no recordaba nada?

Me acerqué a la cama y frente a ella puse la bandeja para que se pusiera a comer. No sabía que decir. Quizá ella me estuviese viendo como quien me había herido y todo eso no era verdad. Me senté en la silla y la miré a los ojos

- Te encontré en el pasillo inconsciente. Lo mínimo que podía hacer era ayudar. Habías perdido muchísima sangre. Y tienes una herida en medio de la espalda. Te la he cosido pero no te podrás mover mucho. Se que es mejor la magia pero solo soy una aprendiza de primer grado. Lo lamento. - dije la cabeza con signo de disculpa y me acaricie el brazo izquierdo.
Tenía miedo de que me echara la culpa de esto. No sabría que decirle.

No pude evitar sonreír cuando ne alborotó el pelo. Eso significaba que me había aceptado ¿no? La miré feliz y sonriente aunque eso no duró demasiado.
Todo lo que estaba contando... parecía como mi maldición. Parecía que a ella también le hicieron eso de pequeña y no estaba bien. ¿Debía decirle lo que le pasaba o solo tenía que mentir?
Al cabo de un pequeño silencio suspiré. Se lo debía de contar. Quizá así ella pudiera hablar con la otra Nei.
- Yo soy Tesshia.- No veía algún símbolo. ¿Era seguro la maldición lo que ella tenía? - Se lo que es eso Nei. Me pasa lo que a ti pero yo puedo hablar a veces con mi otra parte. - le extendí mi palma de la mano siniestra con melancolía - Esta es mi runa principal. Es lo que nos mantiene unidas. Ella puede tomar el control pero no se lo que hace aunque quizá sea peor si no la dejo salir. - me quité una venda que llevaba en el antebrazo derecho era la unica que tenía. Bajo aquella venda había un trozo de piel en putrefacción - esto es lo que me ocurre sino la dejo salir afuera.
Me puse la venda y empecé a llorar. No aguantaba más esto. ¿Por qué tenía que haber otra chica con mi misma maldición? Esto era completamente injusto. ¿Qué es lo que podía hacer yo?

Me sorprendí mucho cuando me dio un beso en la mejilla y no pude evitar ruborizarme y mis lágrimas dejaron de caer instantáneamente. ¿Por qué había hecho eso?

Apesar de esto mi mente no podía parar de pensar en lo que Nei tenía. Si ella no tenía una runa en la piel quizá no tenía nada que ver conmigo y ella no tenía ninguna maldición pero... si ella no tenía la maldición ¿qué era lo que tenía en su interior? Demasiadas preguntas y ninguna tenía respuesta. Quizá si era una maldición pero más completa y efectiva. ¿Por qué pensaba esto? Era muy fácil. Ella no parecía ninguna asesina y pese a que la acababa de conocer yo ya tenía la confianza de que no me mentía... lo veía en sus ojos.

Quería infundirle confianza y ayudarla pero... ¿cómo podría ayudarla si no sabía siquiera realizar un sencillo hechizo? Suspiré y me puse a du lado en la cama y le apliqué una especie de crema para que no le doliera tanto la herida, era lo único que sabía que podía hacer para ayudar. Le infundí una pequeña sonrisa y le acaricié el pelo. Era muy suave y sonreí con nostalgia al recordar a mi madre...

Sacudí la cabeza al instante y bajé la mirada mientras todos mis sentidos volvían a la realidad.

- Lo siento. No pretendía hacer eso... no se lo que me ha pasado.- me levanté de allí y me crucé de brazos para evitar tocarla de nuevo.- Debes descansar un par de horas. Si quieres te acompaño a tu habitación o descansa en la mía. - añadí para compensar mi acto.

Me encantaba ver como ella ahora estaba mucho mejor y aunque le costaba moverse sabía que pronto se le iría en dolor y podría volver a moverse libremente. Quizá se le quedara una pequeña cicatriz pero no era mucho problema y no era motivo de preocupación. Ahora que se había ido solo podía pensar en que debía ver como estaba por si acaso. ¿Y si le ocurría algo a la pobre y yo no estaba ahí? Pronto sacudí la cabeza. No debía molestarla más, ella tenía que descansar, ya la vería otro día y le observaría la herida con mucha atención.

Una imagen me vino a la mente, un muchacho que había visto cuando bajé a la cocina. Ese aspecto era muy extraño quizá debería buscarle y saber quién era ese ser.